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Hacer una obra nueva supone vivir el siguiente proceso.

Lo primero es conocer el emplazamiento, visitando la parcela y establecer allí el primer contacto con mis clientes, en el que ya se establecen las primeras ideas de diseño condicionadas por las circunstancias geográficas, el soleamiento, los vientos dominantes, las vistas, la vegetación… en definitiva buscando la ubicación y forma correctas de la edificación en la parcela.

Posteriormente comienza la fase de propuestas de diseño hasta alcanzar la solución satisfactoria, involucrando a mis clientes en el proceso creativo, formando equipo; escuchar sus ideas, proponerles alternativas y dialogar para comprender sus necesidades y objetivos hasta alcanzar la mejor solución.

Y finalmente la fase de las obras, donde se van a construir las ideas, y donde tendremos que establecer una relación fluida y de entendimiento con la empresa constructora que vaya a realizar las obras.

Actuar en una edificación existente para su rehabilitación o reforma tiene similitudes con hacer una obra nueva, pero ciertas diferencias. Además, supone el valor añadido de aprovechar nuestro patrimonio construido.

En una intervención en una edificación existente, para su rehabilitación o para realizar una reforma interior, hay que empezar por conocerla en profundidad. Tenemos que realizarle un estudio inicial para determinar su estado de conservación y sus características, del cual se establece una estrategia para su intervención.

Posteriormente el proceso es similar al de la obra nueva, tanto en su fase de diseño como en su fase de las obras.

El buen asesoramiento basado en la amplia experiencia, dirigido a empresas y particulares, en temas relacionados con la arquitectura, la construcción, la legalidad y normativa, es básico para tomar las decisiones correctas futuras.

El servicio de urbanismo, especialmente dirigido a Ayuntamientos, pero también a particulares y empresas, consiste en la elaboración de documentos de planeamiento urbanístico, catastrales, etc.